jueves, 11 de agosto de 2011

Amores adolecentes.


Tengo la mala fijacion de entregar mi felicidad y mi cordura a las personas a las cuales, normalmente -por no decir siempre- les valgo un bledo.
 Comencemos hace que ¿Tres, cuatro meses? Que mas dá. Os presentare al personaje que cautivo mi corazon adolecente y que ahora veo como un hermano gemelo o un primo al que veo todos los sábados. Como no quiero darle un disgusto a nadie, decidí esconder su identidad y ponerle un nombre falso, alejándome lo mas posible del original, le pondremos Thomas.
Bah, mi historia con Thomas no es tan catastrofica y especial, solo fue un simple amor adolecente que pasamos por alto al cabo de las semanas.
Pasan los sábados y entra en escena un caballero de "flamante armadura", ojos café y cabello a lo Justin Bieber. Un Don Juan de primera. Y asi lo bautizaremos, Don Juan de Marco. Nos volvimos compinches de inmediato, podía quedarme despierta casi toda la noche esperando a que el me hablara y, al poco tiempo, de una u otra forma mis sentimientos quedaron revelados ante el, ese mismo fin de semana, se nos vio muy cariñosos en nuestro tipico lugar donde pasabamos el rato despues de Creativos, Lago Mall.
Don Juan me hizo promesas de amor que yo sabia que eran un tanto... ¿Imposibles, ilógicas? Dentro de mi comenzó a surgir un síndrome al que me gusta llamar "Síndrome Abzurdah" o "Síndrome Cielo & Alejo", es que haya leído el libro de Cielo Latinni, Abzurdah, entendera seguramente de lo que hablo. Si no, voy a explicarlo:

El Síndrome Abzurdah o Síndrome Cielo & Alejo, va de una joven entre los trece y dieciséis años que se enamora de un hombre por lo menos, cuatro años mayor que ella, el, al darse cuenta de la situación amorosa, decide aprovecharse de la inocencia de la joven, ya sea de manera sexual (No en mi caso, aclaro) o, simplemente jugar con ella y después desecharla como una muñeca de trapo. Simple.

¡Prosiguiendo! Don Juan me enamoró, me rompió el corazón y después, lo escondio como esconde un niño pequeño el jarron de su madre, ya que, o no acepta la culpa o simplemente no se siente culpable.

Quede atrapada en una depresion estupida y adolecente, cuando creia haberlo superado volvia a deprimirme mas por su culpa.

Pasaron las semanas y comencé a verlo como un hermano mayor idiota y que se dedicaba a molestarme por molestar (¿Y es que acaso no todo son así?) y aunque todavía me dolía en lo mas fondo del alma (Y se podría decir que todavía me duele) me lo aguantaba porque, ¿Ya que?

Y un dia, en una salida, conocí a otro caballero interesante pero sencillo, amigable y tierno, a este, también le esconderé el rostro y la identidad, me gusta el nombre Arthur, asi que, asi se llamara.

Arthur todavia no me ha roto el corazon, ya veremos dentro de un par de semanas.